Jürgen Habermas
(Düsseldorf, Alemania, 1929) Sociólogo y filósofo alemán. Principal representante de la "segunda generación" de la Escuela de Frankfurt, entre 1955 y 1959 trabajó en el Instituto de Investigación Social de la ciudad. Enseñó filosofía en Heidelberg y sociología en Frankfurt, y dirigió el Instituto Max Planck de Starnberg entre 1971 y 1980. En 1983 obtuvo la cátedra de Filosofía y Sociología en la Universidad de Frankfurt.
Heredero de la "dialéctica de la ilustración" de Adorno y Horkheimer en su proyecto sociológico y filosófico de una reflexión moral sobre el desarrollo del capitalismo avanzado, Habermas propone un marxismo no ortodoxo que abandona la idea marxista de una organización exclusivamente productivista de la sociedad, causa de un empobrecimiento de la esfera vital.
Su obra filosófica trata de recuperar un punto de contacto entre teoría y praxis, frente a la pretendida neutralidad de los saberes positivos y científicos. Según Habermas, no es posible una objetividad ajena a valores e intereses, razón por la cual aquellos saberes resultan reductores, en la medida en que se basan en una razón meramente instrumental. Resultado de ello, siguiendo su crítica, es la creciente burocratización de la sociedad a todos los niveles y la despolitización de los ciudadanos.
A través del proyecto de una racionalidad discursiva, que contrapone a la tecnológica, Habermas indica, en una teoría de la acción comunicativa, el método para escapar a la continua desvalorización de lo vivido. Las acciones comunicativas, al contrario de las de tipo instrumental o estratégico, no se basan en la estructura de la actividad dedicada a un objetivo. En ellas los proyectos de acción de los participantes se coordinan con actos de comprensión, que se basan en el supuesto de un entendimiento posible y en una coincidencia de sus proyectos vitales. Esta "razón comunicativa", fundamentada en el carácter intersubjetivo y consensual de todo saber, devolvería a la sociedad el control crítico y la orientación consciente de fines y valores respecto de sus propios procesos.
En 2003 le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales y en 2005 el Premio Holberg.
Entre sus principales escritos destacan Historia y crítica de la opinión pública (1962), Teoría y práctica(1963), La lógica de las ciencias sociales (1967),Conocimiento e interés (1968), Ciencia y técnica como ideología (1968), Cultura y crítica (1973), La crisis de la racionalidad en el capitalismo evolucionado (1973), La reconstrucción del materialismo histórico (1976), Teoría de la acción comunicativa (1981), Conciencia moral y acción comunicativa (1983) y El discurso filosófico de la modernidad (1985).
entre sus principales escritos destacan Historia y crítica de la opinión pública (1962), Teoría y práctica (1963), La lógica de las ciencias sociales (1967), Conocimiento e interés (1968), Ciencia y técnica como ideología (1968), Cultura y crítica (1973), La crisis de la racionalidad en el capitalismo evolucionado (1973), La reconstrucción del materialismo histórico (1976), Teoría de la acción comunicativa (1981), Conciencia moral y acción comunicativa (1983) y El discurso filosófico de la modernidad (1985). En 2003 le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales y en 2005 el Premio Holberg.
Ahora bien, la obra de Heidegger, aborda, al tratar problemas ontológicos, también problemas de tipo semiótico; es de este modo que influye directamente en los hermenéuticos: Paul Ricoeur, Rüdiger Bubner y Hans-Georg Gadamer.
OBRAS
ETAPAS
La obra de Heidegger suele entenderse como separada en dos períodos distintos cuya ruptura se encontraría en el viraje (Kehre) experimentado por su enfoque filosófico, por lo que es habitual hablar de dos etapas o momentos en su pensamiento. Digamos que esta escisión señalada por estudiosos y críticos de su obra, el filósofo nunca la aceptó:
Momento en que se sirve de la analítica existencial como instrumento o «prolegómeno» para replantear la pregunta tradicional de la metafísica, la pregunta por el «ser», como pregunta por el «sentido del ser» (claramente desde los primeros párrafos de Ser y tiempo). En esta etapa se concluye que el sentido del ser es íntimamente dependiente del tiempo, por esto podemos considerar la primera etapa como marcada por una búsqueda del «ser del tiempo».
Un segundo periodo en el que, como el propio autor señala, concibe su pensamiento como el desarrollo de una «historia del ser». El objetivo fundamental de esta «historia del ser» radica en la comprensión de los vínculos entre el desarrollo de la cuestión del ser en la filosofía y la historia de Occidente (aunque no señalado por muchos encarar este momento según este enfoque, nos lleva a reminiscencias hegelianas). Esta segunda etapa ya no pretende abordar el «ser del tiempo» sino que se encara frente a los «tiempos del ser», en este sentido puede ser comprendido en viraje que se produce en su filosofía.
Sin embargo, en ambos períodos hay un mismo objetivo unificador: la elaboración y consiguiente respuesta a la pregunta por el sentido del ser (Sein).
El primer periodo viene marcado por su principal obra, Ser y tiempo (1927), obra que pretende abordar la pregunta por el sentido del ser pero que, quedando inconclusa, se centra en el estudio de la existencia humana. En esta obra confluyen, principalmente, tres tradiciones filosóficas: Historicismo y Hermenéutica a través de la lectura de Dilthey, Irracionalismo (Kierkegaard) y Fenomenología (Husserl).
En la segunda etapa de su pensamiento, cuyos primeros síntomas se perciben en su texto sobre La esencia de la verdad, el filósofo estudia la historia de la metafísica como proceso de olvido del ser, desde Platón, y como caída inevitable en el nihilismo (cuando se piensa el ente tan sólo, éste termina por aparecer vacío). En este sentido será fundamental su obra Nietzsche, obra donde se define su concepto de nihilismo.
De esta época son especialmente interesantes las obras en que revisa la historia de la filosofía, a través de las que irá aflorando una «nueva metafísica» cuyo germen ya estaba presente en su obra Ser y tiempo, sólo que allí permaneció oculta entre los diversos y penetrantes análisis sobre el hombre entendido como Dasein —ser-ahí—, que llevó a cabo.
Ser y tiempo plantea ideas centrales de todo su pensamiento. En ella, el autor parte del supuesto de que la tarea de la filosofía consiste en determinar plena y completamente el sentido del ser, no de los entes, entendiendo por «ser», en general, aquello que instala y mantiene a los entes concretos en su entidad.
Artículo principal: Ser y tiempo
En la comprensión heideggeriana, el hombre es el ente abierto al ser, pues sólo a él «le va» su propio ser, es decir, mantiene una explícita relación de co-pertenencia con él. La forma específica de ser que corresponde al hombre es el «ser-ahí» (Dasein), en cuanto se halla en cada caso abocado al mundo, lo cual define al «ser-ahí» como «ser-en-el-mundo» (según traduce José Gaos) o «estar-en-el-mundo» (según vierte Jorge Eduardo Rivera). De esa estructura parte la analítica existencial del Dasein, que en Ser y tiempo juega el papel de ontología fundamental.
La distinción de la filosofía moderna, desde Descartes, entre un sujeto encerrado en sí mismo que se enfrenta a un mundo totalmente ajeno es inconsistente para Heidegger: el ser del hombre se define por su relación con el mundo, relación cuya forma de ser no consiste en un «comercio» entre sujeto y objeto, o en una teoría del conocimiento que también los implique, sino que es propia de la existencia (Dasein) como «ser-en-el-mundo», y encuentra su fundamento ontológico en el «Cuidado» (Rivera) o «Cura» (Gaos) (Sorge). Estas categorías (en rigor, existenciales o existenciarios [Existenzialien]) le sirven para comprender por dónde pasa la diferencia entre una vida auténtica, que reconozca el carácter de «caída» que tiene la existencia (propiedad), es decir, la imposibilidad de dominar su fundamento (el ser), y una vida inauténtica o enajenada, que olvida el ser en nombre de los entes concretos (impropiedad).
La dimensión temporal del ser y la dimensión temporal del hombre —en cuanto proyecto del «ser-ahí» y enfrentamiento a la muerte (el ser-ahí es también «estar vuelto hacia la muerte» [Sein zum Tode])—, sería el otro gran olvido de la filosofía clásica. El esfuerzo de Heidegger por pensar el ser como relación de los entes en el tiempo está en la base del posterior movimiento hermenéutico.
-Martin Heidegger
(Messkirch, Alemania, 1889-Todtnauhaberg, actual Alemania,
1976) Filósofo alemán. Discípulo de Husserl, su indiscutible preminencia dentro
de la filosofía continental se ha visto marcada siempre por la polémica, sobre
todo la de su adhesión al régimen nacionalsocialista, manifestada en el
discurso que pronunció en la toma de posesión de la cátedra en la Universidad
de Friburgo (1933). La renuncia a la cátedra, muy poco después de ocuparla, no
evitó que en 1945 fuera destituido como docente en Friburgo, tras la ocupación
de Alemania por los aliados.
Sólo en el año 1952 se reincorporó, si bien su actividad
académica fue ya mucho menos constante. Aunque recibió de algunos de sus
discípulos, como Marcuse, la sugerencia insistente de que se retractara
públicamente de su discurso de 1933, el filósofo desestimó el consejo y nunca
quiso dar explicaciones. Si bien para algunos es imposible abordar su obra sin
reservas, la mayoría de filósofos y estudiosos actuales prefieren tomar el
trabajo de Heidegger en su sentido estrictamente filosófico, que no resulta menos
controvertido. Desde la filosofía analítica, su obra ha sido criticada con
dureza, sobre todo por Carnap. Pero el pensamiento heideggeriano también ha
suscitado adhesiones entusiastas: así, la filosofía francesa de las décadas de
1960 y 1970 (Derrida, Lévinas, Ricoeur) admiró la capacidad de precisión de su
lenguaje, así como su aportación al discurso humanístico.
La obra de Heidegger suele entenderse como separada en dos
períodos distintos. El primero viene marcado por Ser y tiempo, obra que, pese a
quedar incompleta, plantea buena parte de las ideas centrales de todo su
pensamiento. En ella, el autor parte del presupuesto de que la tarea de la
filosofía consiste en determinar plena y completamente el sentido del ser, no
de los entes, entendiendo por «ser» (aunque la definición de este concepto
ocupa toda la obra del autor, y es en cierto sentido imposible), en general,
aquello que instala y mantiene a los entes concretos en la existencia.
En la comprensión heideggeriana, el hombre es el ente
privilegiado al que interrogar por el ser, pues sólo a él «le va» su propio
ser, es decir, mantiene una específica relación de reconocimiento con él. La
forma específica de ser que corresponde al hombre es el «Ser-ahí» (Dasein), en
cuanto se halla en cada caso abocado al mundo, lo cual define al «ser-ahí» como
«Ser-en-el-mundo». La distinción de la filosofía moderna, desde Descartes,
entre un sujeto encerrado en sí mismo que se enfrenta a un mundo totalmente
ajeno es inconsistente para Heidegger: el ser del hombre se define por su
relación con el mundo, que es además práctica («ser a-la-mano») antes que
teórica («ser ante-los-ojos»).
Estas categorías le sirven para comprender por dónde pasa la
diferencia entre una vida auténtica, que reconozca el carácter de «caída» que
tiene la existencia, es decir, la imposibilidad de dominar su fundamento (el
ser), y una vida inauténtica o enajenada, que olvide el ser en nombre de los
entes concretos. La dimensión temporal del ser, en cuanto proyecto del
«ser-ahí» y enfrentamiento a la muerte (el ser-ahí es también
«ser-para-la-muerte»), sería el otro gran olvido de la filosofía clásica. El
esfuerzo de Heidegger por pensar el ser como relación de los entes en el tiempo
está en la base del posterior movimiento hermenéutico.
En la segunda etapa de su pensamiento, el filósofo estudia
la historia de la metafísica como proceso de olvido del ser, desde Platón, y
como caída inevitable en el nihilismo (cuando se piensa el ente tan sólo, éste
termina por aparecer vacío). En sus últimas obras, realiza un acercamiento al
arte como lugar privilegiado donde se hace presente el ser. Para Heidegger, se
hace también necesario rehabilitar los saberes teórico-humanísticos, a fin de
mostrar que lo que constituye a todo hombre en cuanto tal no es su capacidad
material de alterar el entorno, sino la posibilidad que tiene de hacer el mundo
habitable: el hombre debe comprender que no es «el señor del ente sino el
pastor del ser» y que «el lenguaje es la casa del ser». Antes que la técnica,
el lenguaje, y en general la conciencia (la capacidad de interrogarse del
Dasein), son los dos elementos que constituyen al hombre en cuanto existente o,
lo que es lo mismo, en cuanto hombre.
Bibliografía
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/heidegger.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/J%C3%BCrgen_Habermas
¿Qué se entiende por acción de comunicación?
¿Qué se entiende por acción de comunicación?
Acción comunicativa se refiere a la interacción de a lo menos dos sujetos capaces de lenguaje y de acción que entablan una relación interpersonal”.
La acción comunicativa es definida como “una interacción mediada por símbolos” Tiene como núcleo fundamental las normas o reglas obligatorias de acción que definen formas recíprocas de conducta y han de ser entendidas y reconocidas intersubjetivamente. Este tipo de acción da lugar al marco institucional de la sociedad en contraposición a los sistemas de acción instrumental y estratégica.
¿Por qué se habla de ética en la comunicación?
La ética de la comunicación tiene que partir del diálogo, de la aceptación de la libertad de otros, sin universales absolutos. El imperativo categórico actual debería de esa ética es: sé libre
Rafael Capurro dice que la sociedad del conocimiento ha significado la revitalización y el crecimiento exponencial de las investigaciones y actividades académicas sobre ética, además exigen asegurar la separación entre ética de moral. La primera es una actividad crítica y reflexiva sobre las normas y las reglas (explícitas e implícitas) que rigen la vida humana, diríamos, una ciencia. La moral, sin embargo, consiste en la elección y asunción de normas.
Ética y moral se relacionan, pues, pero no se confunden. Incluso aunque, a veces, el uso de los términos pueda ser laxo y llegue a hablarse de “códigos éticos” cuando, en todo caso sería “códigos morales”. En el momento actual, la ética de la comunicación tiene que tomar distancia crítica con respecto a la agenda comunicativa de la sociedad y de la política. Explica Rafael Capurro que conviene que la ética, como reflexión crítica que es, no esté desvinculada del mundo, pero que, en la medida en que forma parte del mundo del pensamiento y las ideas, se tome su tiempo para la meditación, para la profundización… Algo que la urgencia político-mediática, a veces, no consiente
Autores-representantes y aportes de la acción de la comunicación
Aristóteles: definió el estudio de la comunicación como la búsqueda de "todos los medios de persuasión que tenemos a nuestro alcance". Analizó las posibilidades de los demás propósitos que puede tener un orador. Sin embargo dejó muy claramente asentado que la meta principal de la comunicación es la persuasión, es decir, el intento que hace el orador de llevar a los demás a tener su mismo punto de vista. Este tipo de enfoque del propósito comunicativosiguió siendo popular hasta la segunda mitad del siglo XVIII, aunque el énfasis ya no se pusiera sobre los métodos de persuasión, sino en crear buenas imágenes del orador.
Habermas propone un modelo que permite analizar la sociedad como dos formas de racionalidad: La racionalidad sustantiva del mundo de la vida y La racionalidad formal del sistema. El mundo de la vida representa una perspectiva interna como el punto de vista de los sujetos que actúan sobre la sociedad. Habermas en Teoría de la Acción Comunicativa, denomina acciones sólo a aquellas manifestaciones simbólicas, la acción regulada por normas y la acción dramatúrgica entra en relación al menos con un mundo, pero siempre con el mundo objetivo. A la esfera del trabajo, contrapone el ámbito de la acción comunicativa, que define como "una interacción mediada por símbolos". Dicha acción tiene como núcleo fundamental las normas o reglas obligatorias de acción que definen formas recíprocas de conducta y han de ser entendidas y reconocidas intersubjetivamente.
Palabras claves definidas
Comunicación: es el proceso mediante el cual se puede transmitir información de una entidad a otra. Los procesos de comunicación son interacciones mediadas por signos entre al menos dos agentes que comparten un mismo repertorio de signos y tienen unas reglas semióticas comunes.
Acción: Ejercicio de la facultad de hacer o realizar alguna cosa que tiene un ser
Libertad: Facultad que tiene el ser humano de obrar o no obrar según su inteligencia y antojo.
Interacción: Acción que se ejerce recíprocamente
Inteligibilidad: Cualidad de inteligible
Hablantes: Persona que realiza el enunciado en el acto de comunicación
Contexto: Conjunto de circunstancias que rodean o condicionan un hecho
¿Cuál es su punto de vista?
Cuando hablamos de acción comunicativa hacemos referencia a la acción recíproca entre dos individuos colocando en práctica símbolos; que básicamente consiste en la representación de una idea que se percibe con los sentidos y que presenta rasgos vinculados a una convención socialmente aceptada; teniendo en cuenta como eje primordial las normas y la ética, porque para entablar una conversación se debe tener en cuenta el respeto mutuo, además quien habla pisa una dimensión en la que aparecen claros los conceptos verdad/mentira, justicia e injusticia. El lenguaje nos da la posibilidad de consensuar normas de comportamiento y de propiciar, por tanto, el progreso histórico
¡ MUY BUEN TRABAJO¡ TALLERES TRABAJADOS CON DEDICACIÓN Y RESPONSABILIDAD.EL TALLER 2 NO ESTA TERMINADO.
ResponderEliminarBIEN POR LA PRESENTACIÓN Y CREATIVIDAD DE SU BLOG.